Este cocido es uno de mis platos preferidos. Normalmente, mi madre lo preparaba los sábados y me encantaba. Y ahora, aún me gusta ir a casa de mi madre y secuestrarle algún tupper de vez en cuando, jeje.
Me parece muy llamativo como hay platos de la gastronomía española que han adquirido una gran fama como podrían ser la paella, la fabada o el cocido madrileño. Sin embargo el plato que hoy os traigo no ha tenido ese honor, cosa que me parece muy injusta porque no tiene absolutamente nada que envidiar al resto. Así que hoy le doy el protagonismo que se merece!
La peculiaridad de este cocido es que el caldo queda muy concentrado y no se utiliza para hacer sopa, sino que se sirve directamente con los garbanzos. De segundo plato se sirven las carnes y embutidos acompañados de un buen trozo de pan. Mojar el pan en la papada es una experiencia religiosa!
- 1 trozo de morcillo de ternera
- 1 muslo de pollo
- 1 trozo de tocino ibérico añejo
- 1 trozo de papada fresca de cerdo
- 1 hueso de espinada de cerdo
- 1 morcilla extremeña
- 1 chorizo
- 400 gr garbanzos
- 1 patata
- sal
- La víspera, pon a remojo los garbanzos con agua caliente y un puñado de sal
- Pon 3 litros de agua en una olla y echa las carnes, excepto el chorizo y la morcilla.
- Cuando rompa a hervir, incorpora los garbanzos escurridos. Durante los primeros minutos, se formará una espuma que debes retirar. Deja cocer a fuego lento durante una hora y media.
- En un cazo, pon a hervir la morcilla y el chorizo durante media hora. De esta forma haremos que suelten su grasa y el cocido nos quedará más ligero. Cuando el cocido lleve cociendo una hora y media, incorpora la morcilla y el chorizo.
- Veinte minutos antes de apagar el fuego, pon a punto de sal y echa la patata cortada en dados.
Si lo ves necesario, puedes añadir agua durante la cocción, pero que sea caliente para que no se rompa el hervor.