Los calçots son una especie de cebolla dulce, con poco bulbo, originarios de la localidad tarragonina de Valls. Se cree que su cultivo empezó a finales del s. XIX y, como muchos descubrimientos culinarios, fue todo fruto de una casualidad. La teoría popular dice que el campesino Xat de Benaiges puso unas cebollas al fuego y se le quemaron. En lugar de tirarlas, retiró las capas exteriores y descubrió que su interior estaba jugoso y tierno y tenía un sabor dulce muy agradable. A partir de entonces, empezó a popularizarse el cultivo de esta especie de cebolla y su consumo fue evolucionando hasta llegar las actuales calçotades.
Febrero y marzo son los meses en que los calçots están en su máximo esplendor. Aunque la temporada se alarga de diciembre a abril, es ahora cuando se pueden conseguir los mejores manojos. Lo tradicional es cocinarlos a fuego vivo sobre sarmientos y acompañarlos con salsa romesco y después aprovechar las brasas para cocinar unas chuletitas de cordero, unas butifarras, unos choricitos… se me hace la boca agua con solo pensarlo! Yo estoy deseando que llegue el invierno solo para poder disfrutar de una buena calçotada con los amigos!
Los calçots se pueden cocinar de muchas otras maneras: en tempura quedan deliciosos y como relleno de la quiche que hoy te traigo… pues como que dan mucho juego y quedan muy resultones.
Para cocinar esta quiche, necesitarás un molde bajo para tartas de 24 cm. El mío es este de la marca Le Creuset. Es de gres y hace mucho tiempo que lo tengo. Y es tan bonito que puedes sacarlo directamente a la mesa en una celebración.
- Para la masa:
- 250 g de harina
- 5 g de sal
- 125 g de mantequilla
- 1 huevo
- 2 cucharadas soperas de agua helada
- Para el relleno:
- un manojo de calçots
- 100 g queso brie
- 2 huevos
- 20 cl nata líquida
- nuez moscada
- sal
- En un bol, echa la harina y la mantequilla cortada en dados. Añade el huevo, el agua y la sal. Mezcla hasta obtener una masa homogénea, pero sin trabajar la masa demasiado. Con que todos los ingredientes queden integrados es suficiente. Envuelve la masa en papel film y métela en la nevera durante 2 horas.
- Pasado el tiempo, extiéndela con ayuda de un rodillo y cubre con ella un molde bajo de 24 cm de diámetro. Yo pongo en el fondo del molde papel de hornear para evitar que la quiche se pegue. Pincha la masa varias veces con un tenedor para evitar que se hinche en el horno. Mete el molde en la nevera 20 minutos. Pasado el tiempo, recorta el sobrante de masa de los bordes y hornea durante 12 minutos a 200º, calor arriba y abajo. Reserva.
- Quita la capa exterior de los calçots y córtales las hojas. Utilizarás sólo la parte blanca para preparar el relleno. Córtalos en trozos pequeños.
- Pon un chorro de aceite en una sartén honda y sofríe los calçots con una pizca de sal unos 15 minutos, hasta que estén blandos.
- En un bol, bate los 2 huevos. Incorpora la nata, una pizca de sal, una pizca de nuez moscada, el queso brie cortado en daditos y los calçots cocinados.
- Vierte el relleno sobre la masa y hornea unos 20 minutos a 200º, calor arriba y abajo. Es probable que tengas que ajustar el tiempo de horneado. Ya sabes que cada horno es un mundo y nadie mejor que tú sabrás si tienes que añadir o restar algún minuto.
- Puedes servir la quiche con una ensalada para obtener una comida o una cena completa.