El ajoblanco malagueño es una sopa fría a base de almendras que se toma muy fría y es típica de Andalucía y Extremadura. Como podéis intuir, se trata de una receta muy antigua, ya que no incluimos ningún ingrediente venido del nuevo mundo, como el tomate o el pimiento. Se dice que esta receta puede tener su origen en la cocina romana o griega.
Antiguamente el ajoblanco se preparaba en un mortero, picando con mucha paciencia las almendras y el pan. Por suerte hoy contamos con batidoras, turmix y demás robots que nos harán el trabajo muy fácil y con el que tendremos nuestro ajoblanco listo en pocos minutos.
En Málaga es típico servir el ajoblanco acompañado de uvas. Yo lo prefiero tomar con melón, pero esto ya te lo dejo a tu gusto, al igual que la cantidad de ajo o vinagre, que puedes variarlo a tu antojo.

Ajoblanco malagueño
- 225 g almendra marcona cruda
- 1 diente de ajo sin el germen interior
- 100 g miga de pan de payés
- 600 ml agua fría
- 150 ml aceite de oliva virgen extra
- 3 cucharadas soperas de vinagre de jerez
- pizca de sal
- Pon el vaso de la batidora las almendras, la miga de pan, el diente de ajo, la sal y la mitad del agua. Tritura hasta obtener una crema fina.
- Añade el aceite poco a poco, a través de la boca de la tapa de la batidora, mientras sigues batiendo. De esta forma el aceite quedará emulsionado. Incorpora el vinagre y el resto del agua, vigilando el punto de espesor que desees.
- Rectifica de sal y vinagre, si fuera necesario.
- Guarda en la nevera 3 horas antes de consumirlo. El reposo hará que todos los sabores se asienten y quedará mucho mejor.